Por Jaime Escalada De La Hoz
•
23 de octubre de 2025
Vivimos en una sociedad cada vez más acelerada, donde el estrés se ha convertido en parte del día a día. Lo que muchos no saben es que este estado emocional no solo afecta nuestra salud mental, sino que también tiene un impacto directo en nuestro cuerpo. En fisioterapia, vemos con frecuencia cómo el estrés puede favorecer o empeorar lesiones físicas. Qué es el estrés y cómo actúa en el cuerpo? El estrés es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones que percibe como amenazantes o desafiantes. Ante este estímulo, el sistema nervioso activa una serie de reacciones: aumento del ritmo cardíaco, tensión muscular, liberación de cortisol y adrenalina. Estas respuestas están pensadas para ayudarnos a reaccionar rápidamente en momentos de peligro. Sin embargo, cuando el estrés se vuelve crónico, estas reacciones ya no nos ayudan, sino que nos perjudican. ¿Cómo se relaciona el estrés con las lesiones físicas? Aumento de la tensión muscular: El estrés genera contracción muscular sostenida, especialmente en zonas como el cuello, espalda y mandíbula. Esto puede provocar contracturas, rigidez, dolor y limitación del movimiento. Mayor riesgo de lesiones: Cuando el cuerpo está constantemente en tensión, los músculos y articulaciones están menos preparados para responder a movimientos bruscos o exigencias físicas, lo que aumenta el riesgo de esguinces, tendinitis y otras lesiones. Peor recuperación de lesiones existentes: El estrés altera la calidad del sueño, disminuye la regeneración tisular y debilita el sistema inmunológico. Todo esto puede retrasar la recuperación de una lesión. Alteración del patrón respiratorio: El estrés puede llevar a una respiración rápida y superficial, lo que a su vez influye en la postura y en el funcionamiento del diafragma, afectando indirectamente la salud musculoesquelética. Aumento de la percepción del dolor: El estrés aumenta la sensibilidad del sistema nervioso. Esto significa que podrías sentir más dolor del que realmente estás teniendo, lo que dificulta aún más tu recuperación. Recomendaciones para manejar el estrés y prevenir lesiones: Practica ejercicio moderado regularmente. Dedica tiempo a técnicas de relajación (meditación, respiración, yoga). Cuida tus hábitos de sueño y alimentación. No ignores el dolor físico, por pequeño que parezca. Busca apoyo profesional si sientes que el estrés te supera. Conclusión: El cuerpo y la mente están profundamente conectados. El estrés, aunque invisible, puede dejar huellas muy reales en tu salud física. La fisioterapia no solo trata el dolor, sino que te ayuda a comprender tu cuerpo y a cuidarlo de manera integral..